Sol María Yánez, periodista |
Nunca, jamás, me sentiré ofendida cuando me digan maracucha
Siempre que viajo a Caracas a visitar a mi familia o por asuntos de trabajo, me saludan con mucha efusividad diciéndome: “¡Maracuuuuuucha, cómo estás, bienvenida a la sucursal del cielo!”.
Lo que no saben mis queridos caraqueños es que el “cielo es Maracaibo” y allí está la gran diferencia. Esto sonará petulante, pero es que los marabinos somos así, amables, estruendosos, bullangueros, exagerados, ingeniosos y para colmo de males, regionalistas hasta los tuétanos.
A los nacidos en la Ciudad del Sol Amada se les llama marabinos, maracaiberos o maracuchos, este último término fue usado por mucho tiempo en forma despectiva por su terminación – ucho – pero ha sido aceptado por la Real Academia de la Lengua Española y por supuesto, por los nacidos en la capital zuliana.
Según el Diccionario General del Zulia (Hernández y Parra, 1999) el término maracucho entró al léxico en 1912, en el Libro Raro de Gonzalo Picón Febres. Luego, en 1929, Lisandro Alvarado lo introdujo en su obra Glosas del Bajo Español en Venezuela, donde señala que la fuerza vocal de esta palabra hizo que fuese asimilada y aceptada por el pueblo maracaibero.
Por mucho tiempo se consideró, y todavía algunos piensan, que la forma correcta de llamar a los nacidos en Maracaibo es maracaibero/a o marabino/a; de estas dos palabras, la más antigua es maracaibero. Apareció a principios del siglo XIX, en la obra denominada Viaje a la Parte Oriental de Tierra Firme en la América Meridional, escrita por Francisco Depons.
Para llegar a este vocablo, simplemente se le agregó a la palabra Maracaibo la terminación –ero- denominando maracaibero al nacido en esta ciudad y así, por muchos años, reconocidos escritores la usaron en sus obras.
En cuanto a la palabra marabino/a, se puede decir que proviene de Mara, síncopa de Maracaibo, a la cual se le agregó la terminación –bino- y fue muy utilizada por escritores y poetas como Jesús Enrique Lossada, Manuel Trujillo Durán, Graciela Rincón Calcaño y otros.
Maracucho, maracaibero o marabino significan lo mismo, pero se utilizan en situaciones diferentes. El primero, maracucho, es una expresión popular que refleja la idiosincrasia de la ciudad y que honra a sus habitantes. Las otras dos, maracaibero y marabino, por ser más elegantes y respetuosas son palabras más apropiadas para plasmarlas en escritos, narraciones formales y discursos.
Ahora bien, existe la costumbre entre los venezolanos de que a todo zuliano que visite o se establezca en otras regiones del país le digan maracucho. Tengan cuidado porque muchos se pueden ofender. No es lo mismo ser de Machiques, La Villa, Cabimas, Ciudad Ojeda,que de Maracaibo. Ellos son machiqueros o machiquenses, villeros o villenses, cabimeros o cabimenses, citojenses y tienen sus propias costumbres.
Todos los nacidos en alguno de los 21 municipios del estado somos zulianos y zulianas, pero maracuchos y maracuchas sólo somos los nacidos en Maracaibo.
Soy marabina, maracaibera, maracucha porque nací aquí y nunca, jamás, me sentiré ofendida cuando me digan maracucha. Quien quiso insultar con este término, le salió el tiro por la culata, porque los nacidos en esta hermosa tierra del occidente venezolano la tomamos como propia y la hicimos parte de nuestro gentilicio, como tantas cosas que pasan “Bajo este Sol”.
excelentemi colega y amiga sol saludos
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