Bastó una crónica fundamentada en la opinión del comerciante de 50 años de edad, de apellido Talavera, que expresando su descontento con los diputados zulianos en la Asamblea Nacional sugirió “ahorcarlos en plena avenida 5 de Julio”, inspirado en el exhorto del presidente Hugo Chávez, de “llevar a la silla eléctrica” a algunos dueños de medios de comunicación, para que los parlamentarios concluyeran, sin mayor documentación que recortes de prensa, que “La Verdad está actuando dentro de un engranaje de una conspiración permanente contra la democracia venezolana”, según sentenció Mario Isea.
Los legisladores zulianos que acudieron ayer a la Fiscalía General de la República a solicitar a Luisa Ortega Díaz, fiscal general, que abra una investigación contra el medio de comunicación y determine la responsabilidad de Juan Carlos Abudei, presidente del rotativo, traspasan la frontera del posible exceso periodístico en que se habría incurrido y adelanta el trabajo que le corresponde a los funcionarios del Ministerio Público.
“Esta acción se incrementa después de que el equipo de Manuel Rosales viaja a Lima, Perú, a reunirse con Manuel Rosales; previo a ello hubo la reunión de Puerto Rico, por eso decimos que eso forma parte de un plan, estos no son hechos casuales. La Verdad está actuando dentro de un engranaje de una conspiración permanente contra la democracia venezolana, y en este caso ha llegado al colmo, que es incitar descarada y públicamente al asesinato masivo de representantes del pueblo”.
“Un transeúnte sin importancia”
Isea aseguró que el director y los dueños del periódico tienen que responsabilizarse por el hecho, ya que serían ellos quienes “ponen la línea editorial y deciden sobre los titulares”. Seguro de los resultados de una investigación que aún no comienza, afirmó que “no quedará impune el señor Abudei”, a quien le recordó que este supuesto delito es penado con prisión de
El diputado zuliano -que llegó a la Asamblea Nacional con la menor votación- asegura que “el diario oculta su línea editorial detrás de la supuesta crónica individual de un transeúnte sin importancia”, uno de esos tantos transeúntes de los que en época de elecciones sí se acuerdan. Esta persona existe, tiene nombre y apellido y mantiene su posición; así como también existe Gonzalo Marroquín, vicepresidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Pero este hecho puntual no fue más que la excusa para concretar el amedrentamiento contra el medio que se venía cocinando, pues ahora hasta las caricaturas del encartado sabatino Palo y Palo incitan al supuesto magnicidio. Mario Isea consignó páginas del suplemento humorístico como pruebas de la conspiración, alegando que se hace referencia de manera peyorativa al presidente Hugo Chávez y a sus homólogos Rafael Correa, de Ecuador, y Evo Morales, de Bolivia, olvidando aquel dicho de que es preferible que el pueblo se burle de sus gobernantes a que los gobernantes se burlen del pueblo.
Gobernación en la mira
Tomado de www.laverdad.com
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